Tomemos una receta de cocina, veamos su estructura, nos indican los materiales, nos dan las instrucciones y el tiempo de cocción, es decir nos entregan todo lo necesario para poder lograr fácilmente un buen plato. Ahora bien echémosle un vistazo a las diversas teorías de la educación, en este caso también nos entregan, los materiales, las instrucciones para ser un gran docente, pero esta vez no es tan fácil. Trabajamos con cuarenta y cinco escalas de valores total y absolutamente diferentes, con cuarenta y cinco habilidades diferentes, trabajamos con cuarenta y cinco personas, y ya con esto vasta para darnos cuenta, que la educación no es ni una receta de cocina ni menos una fácil tarea. No vasta con seguir las instrucciones, de una teoría, un docente es mucho más que eso.
La manera para alcanzar una buena educación no es intentar lograr que todos los alumnos sean iguales, que tengan y desarrollen las mismas habilidades e intereses. Muy bien lo dice el texto de Jacques Delors “La educación encierra un tesoro” el conocimiento no basta si no sabemos aprender a aprender, sino aprendemos a hacer, y de nada nos servirá aprender a vivir juntos, sino aprendemos antes a ser. A mi pacer aprender a vivir juntos es el pilar esencial, pues que sucede hoy en Chile, si bien la meta de alfabetizar al país no ha sido cumplida en su totalidad, ha avanzado bastante, pero por muchos conocimientos que tengamos, la violencia en los establecimientos del país no deja de ser importante, jóvenes con cero tolerancia, incapaces muchas veces de formar grupos de trabajo porque no comparten los mismos ideales.
Resulta que hace unos meses entre a un Liceo de muy mal prestigio, donde conocí la realidad de un establecimiento científico-humanista, que la única posibilidad que le muestran a sus alumnos hasta tercero medio es la de trabajar, recién en cuarto medio reciben quizás algún tipo de información sobre las oportunidades que tienen de seguir estudiando, y sus profesores se empecinan en decir que el resultado de que estos jóvenes no entren a la universidad es que pertenecen a una clase de escasos recursos, por favor, ¿dónde esta la auto-evaluación en estos docentes?, ¿dónde esta su autocrítica?. Entramos a una carrera que todo el país lo sabe se estudia tan solo por vocación, con muchos ideales de cambiar el mundo y a través de otros cambiar nuestra propia historia, pero resulta que cuando tenemos esa oportunidad de hacer algo por nuestros sueños, por nosotros mismos, no somos capaces siquiera de criticarnos, es que acaso al entrevistarnos y hacernos una pregunta tan fácil como ¿Por qué no alcanza a pasar las materias del año? nuestra una respuesta es decir, “es que son niños de escasos recursos y no están motivados”, acaso ¿se nos olvido que somos nosotros los encargados de motivarlos?. En conclusión la educación necesita de buenos docentes, para alcanzar sus grandes objetivos, si tengo las herramientas, ¿de qué me sirven si no se usarlas, si tengo el conocimiento, pero no tengo la habilidad para entregarlo, de que me sirve? ¿Cómo pretende un país que sus alumnos aprendan a conocer, aprendan a hacer, aprendan a ser y por sobre todo aprendan a vivir juntos, si no contamos con excelentes profesores para lograrlo?
Para finalizar, como dice Jaume Carbonell en su obra “Una Educación para Mañana”, en la educación contemporánea hay que integrar nuevas técnicas de educación en la cual los alumnos no solo aprendan de los libros, sino que también aprendan de la realidad y de la experiencia acumulada y vivida, esto es fundamental para que la educación de nuestros días se transforme en una buena educación, la verdadera educación.
Como dice un viejo proverbio de Confucio “Lo que se
escucha, se olvida; lo que se ve, se recuerda; lo que se hace, se aprende”.
KAREN MORALES LETELIER.
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